Saturday, September 30, 2006

ñaño

los marcianos llegan en cajas de colores. En serio que es un marciano. Retraté toda la escena en un santiamén.
De hecho, ese lápiz, que de verdad existe, estaba tan fascinado con la llegada del extreterrestre que claramente se tropezó en el aterrizaje, que no se dio cuenta de que el arca de Noé estaba a punto de cortar su cabeza.
Justo antes de eso, yo caminaba con mi personal escuchando no se que huea, con una cara de volado, cerca de una estatua egipcia muy grande, porque de verdad que solo me llegaba al cuello, porque parece que estaba mal enterrada.
Una chica de bella espalda y fina estampa miraba el aterrizaje también, y un flaite sapeaba a quién robarle.
Un escalador escalaba la punta del lapiz para esconderle la punta... porque al lápiz le gustaba puntear, pero pasaba piola. Y grande fue su sorpresa al momento en que Noé, en todo su fanatismo religioso, le cortó la cabeza porque creyó que era el demonio... pero el demonio estaba mirando desde atrás, dado vuelta de la risa.
La decapitación fue instantánea. Yo lo vi todo. Fue horrible.
Más horrible fue el darme cuenta que el flaite había decidido asaltarme a mí. Y el demonio se quedó riendo de mí mientras yo trataba infructuosamente de salir de ese estúpido pedazo de papel.

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